domingo, 29 de noviembre de 2015
Toda violeta Parra de Alfonso Alcalde
Cuando se suicidó, disparándose un balazo el 5 de febrero de 1967, estaba sola y desesperada como era más o menos su costumbre y parte de su oficio humano. No es que cultivara la incomprensión, pero era bastante hosca por naturaleza y odiaba sin piedad a los imbéciles. Ella misma confesó una vez que era una de las mujeres más feas del mundo, lo que era cierto y también una gran mentira. Porque cuando iba cantando, cuando se la escuchaba, nacía otra mujer cuya hermosura iba creciendo como una tempestad incontenible. Presentamos en este volumen una crónica apasionada de la vida de la folklorista chilena, precediendo a la primera recopilación de los textos de sus canciones, ahora popularizadas por Mercedes Sosa y Joan Baez, ilustradas por sus arpilleras y cuadros, y con fotografías inéditas.
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